Estudios confirman: la comida local sabe mejor

¿Cuándo fue la última vez que cortaste un tomate casero o picaste un pepino fresco de cultivo local para una ensalada? Ese sabor vibrante, ese aroma que huele a verano… no hay nada como la comida local, y ahora la ciencia respalda esas afirmaciones. Resulta que nuestra actitud sobre los alimentos locales y de cultivo ético afecta nuestra experiencia al comerlos, para mejor.

Nuestras actitudes afectan nuestra experiencia gustativa

En la edición de agosto de 2015 de Appetite se publicó un estudio titulado “Saborear la moralidad. La satisfacción moral hace que los alimentos de origen ético sean subjetivamente más sabrosos”. Los investigadores realizaron una serie de experimentos para determinar si la satisfacción moral afecta el sabor de los alimentos. Los investigadores estaban más interesados ​​en responder una pregunta a través de los experimentos: ¿la comida sabe mejor cuando sentimos que estamos haciendo algo bueno por nuestra comunidad?

En el primer experimento se utilizaron datos de encuestas sobre hábitos de compra de 5.000 personas de ocho países de la Unión Europea, mientras que en los otros tres experimentos se utilizaron muestras de menor tamaño. Los tres experimentos más pequeños examinaron cómo el ecologismo y el altruismo de los individuos influían en el grado en que disfrutaban de los productos alimenticios que compraban, ya fueran alimentos orgánicos, de comercio justo o de producción local.

Los autores reconocieron que el sabor es uno de los factores más importantes a la hora de elegir alimentos, “que a menudo supera a otros factores importantes como la salubridad y el precio de los alimentos”, pero los alimentos pueden verse afectados por una amplia gama de señales externas. Aunque la ética de los alimentos a menudo no equivale a su calidad nutricional (hay muchas barras de chocolate de comercio justo en el mercado), estudios anteriores indicaron que el etiquetado sobre la naturaleza orgánica o de comercio justo de un alimento afectaba positivamente al sabor percibido.

El estudio concluyó que comprar alimentos éticos genera satisfacción moral, lo que a su vez genera expectativas y experiencias de sabor mejoradas. Por último, la experiencia general genera una mayor probabilidad de continuar comprando. Los resultados combinados de los experimentos concluyeron dos puntos muy importantes:

1.) “Los alimentos de origen ético son experimentados como más sabrosos por las personas que experimentan satisfacción moral y formulan expectativas de sabor mejoradas”, y

2.) “El sabor mejorado por la moralidad de los alimentos éticos parece actuar como un mecanismo de refuerzo que sostiene las intenciones de compra de los consumidores y su disposición a pagar por alimentos éticos, dos medidas que probablemente reflejen el comportamiento de compra real de los consumidores”.

El estudio también concluyó que la aceptación de un alimento influye en su sabor. Si un consumidor acepta los valores asociados a un producto alimenticio de origen local o de comercio justo, tendrá una mejor experiencia gustativa en comparación con las personas que no aceptan dichos valores.

Un sentido de comunidad

Otro estudio publicado este verano, realizado por la Universidad de Iowa, concluyó que las relaciones, así como los valores, ayudan a orientar nuestras decisiones de compra local. Estos “aficionados a los productos locales” compran alimentos cultivados localmente porque les hace sentir conectados con la comunidad. “No se trata sólo de un intercambio económico; también es un intercambio relacional e ideológico”, dijo el autor principal Ion Vasi, profesor asociado del Departamento de Sociología y la Escuela de Negocios Tippie de la Universidad de Iowa, en el comunicado de prensa correspondiente.

“Se trata de valorar la relación con los agricultores y las personas que producen los alimentos y creer que la forma en que producen los alimentos se alinea con nuestros valores personales”, dijo Vasi. De hecho, la frescura relativa de los alimentos producidos localmente es mejor: el USDA confirma que algunos productos se conservan en cámaras frigoríficas durante más de 10 meses. Sin embargo, nuestro disfrute de los alimentos depende en gran medida de cómo nos sentimos cuando los compramos y los comemos.

Somos grandes defensores de los alimentos de origen local y nos encanta que estos resultados reafirmen lo que venimos diciendo desde hace años: la comida local sabe mejor. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste al mercado de agricultores de tu localidad?

—Megan Winkler

Megan Winkler es autora, historiadora, entrenadora de meditación Neurosculpting®, consultora nutricional certificada y diva del bricolaje. Cuando no está escribiendo o dando una clase, Megan está en el agua, en una colchoneta de yoga, aprendiendo a tocar un nuevo instrumento o cantando karaoke. Su pasión por una relación saludable entre mente, cuerpo y espíritu la motiva a explorar todo lo que el mundo natural tiene para ofrecer.

Fuentes:

http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0195666315001452
http://www.eurekalert.org/pub_releases/2015-08/uoi-fic081915.php
http://agresearchmag.ars.usda.gov/ 2007/octubre/manzanas

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